Por: Grey Alejandra Martínez

¿Sabías que todo tu comportamiento está impulsado por tus emociones?

Pues así es, las emociones son la motivación de los actos humanos, por lo cual es muy importante que todos conozcamos nuestras emociones. En ocasiones, nuestro comportamiento no es el más asertivo o hay situaciones que se nos salen de las manos y no sabemos cómo afrontarlas y es porque no sabemos cómo responder adecuadamente ante nuestras emociones, por ello, es necesario identificarlas y saber qué producen en cada uno de nosotros, pues este es el mejor camino para aprender a dominarlas y no dejar que provoquen un malestar mayor a futuro.

Según Reeve (2009), existen dos tipos de emociones básicas, las positivas: que son la alegría y el interés y las negativas: que son el miedo, el enojo o ira, la tristeza y el asco, esto no quiere decir que sean buenas o malas, pues todas las emociones son necesarias para el ser humano debido a que tienen una función biológica, en el caso del temor funciona como defensa ante el peligro, el asco sirve para alejarse o librarse de algo en descomposición que pueda causarnos malestar físico, el enojo es la señal de que alguien ha interferido en nuestros planes, metas o bienestar y la tristeza es la señal de que algo en nuestra vida no está funcionando bien, nos motiva a realizar acciones para mejorar el ambiente y volver como nos encontrábamos antes de la situación angustiante, es decir tiene una función reparadora.

En cuanto a las emociones positivas, la alegría es la señal de que las cosas están yendo bien y el interés, orienta nuestros pensamientos y acciones a algo que implica necesidad o bienestar.

Muchos autores hablan sobre emociones y postulan distintas clasificaciones que en su mayoría coinciden, uno de los más representativos en este campo es Barlow (2011), que  refiere como emociones primarias: miedo, ansiedad, depresión e ira cuya función es alertarnos de situaciones importantes y motivar una respuesta.

En ocasiones, las personas no perciben las emociones de manera positiva o funcional,  por el contrario, existe la creencia de que estas interfieren en la vida de manera negativa, para ello lo más acertado es hacer una evaluación personal de lo que están produciendo en nosotros.

¿Cómo hacerlo?

Existen tres aspectos que se deben diferenciar, Barlow (2011) los denomina como los componentes de las emociones, estos son:

• Lo que siente el cuerpo (fisiológico): son todas las sensaciones físicas inherentes a las emociones, para lo que deben hacerse preguntas como: ¿qué sensaciones tiene su cuerpo cuando está enojado, cuando está triste o cuando está alegre?
• Lo que piensa (cognitivo): son todos aquellos pensamientos provocados por la emoción que está experimentando, por ejemplo, puede preguntarse: ¿qué pensamientos tiene cuando se siente deprimido o ansioso y cuáles cuando está feliz?
• Lo que hace (conductual): son todas las acciones que realiza impulsadas por la emoción que está experimentando, a menudo estas se dan sin que exista un pensamiento previo o la planificación de dicha acción y es porque al parecer el cuerpo conoce la mejor forma de actuar ante ciertas situaciones, por ejemplo, cuando tiene miedo puede que tenga el impulso de salir corriendo, así como cuando está triste o deprimido se quede todo el día en la cama porque es abrumador pensar en salir y afrontar el día.

Una vez que se han identificado estos tres componentes en determinada situación, es importante que se detenga a pensar si esta emoción ha generado en usted una respuesta que le resulte adaptativa o útil, para ello que puede recordar experiencias vividas en el pasado y analizarlas teniendo en cuenta los tres componentes, pues aunque parezca fácil no lo es, debemos hacerlo de forma consciente y practicarlo en diferentes momentos, con distintas situaciones y emociones, de esta manera usted comprenderá mejor tanto las emociones que experimenta como las respuestas que emite ante ellas, para posteriormente evaluar si esta respuesta le ha sido útil o adecuada para su vida y sino es así, puede plantearse otras que sí lo sean.

Evalúa tus emociones

A continuación encontrarás un test para que evalúes tus emociones respecto al último mes. Al realizarlo, recibirás un informe por parte de nuestros terapeutas.

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Cuando recibas tu informe, si el afecto positivo ha puntuado alto enhorabuena, es el mejor camino para el bienestar emocional; sin embargo si el afecto negativo a puntuado alto, alerta debes iniciar la búsqueda de herramientas para gestionar esas emociones antes de que logren desestabilizar tu vida, presta especial atención a aquellas que te generan mayor malestar, en este caso es necesario identificarlas y evaluar qué situaciones o pensamientos pueden estar causando el malestar, pues deben ser modificados, en algunos casos las emociones son provocadas por situaciones externas que se salen del propio control, por ende no se debe luchar contra ello, por el contrario hay que trabajar en la aceptación, pues es la mejor manera de gestionar las emociones para disminuir el malestar.

Este no es un proceso fácil requiere de práctica y conciencia plena de sus pensamientos, acciones y de las respuestas fisiológicas que experimenta su cuerpo, sin embargo, puede ser de gran utilidad en su crecimiento personal, así como prevenir su malestar físico y psicológico.

Referencias

Barlow, D., Farchione, T., Fairholme, C., Ellard, K., Boisseau, L., Allen, L. & Ehrenreich, J. (2011). Protocolo Unificado para el Tratamiento Transdiagnóstico de los Trastornos Emocionales. Alianza Editorial.

Reeve, J., (2009). Motivación y Emoción. Cap. 11. Naturaleza de las Emociones: Las cinco eternas preguntas. Ed. Mexicana.

 Sandín, B., Chorot, P., Lastao, L., Joiner, T.E:, Santed, M., y Valiente, R. (1999). The PANAS scales of positive and negative affect: factor analytic validation and cross-cultural convergence. Psicothema, 11.

 Watson, D., Clark, L. A., y Tellegen, A. (1988). Development and validation of brief measures of positive and negative affect: The PANAS scales. Journal of Personality and Social Psychology, 54, 1063-1070.